lunes, junio 23, 2008

¿Por qué siempre es un quilombo cerrar?


Supongo que también les pasa a los arquitectos cuando tienen una entrega, o a los abogados cuando deben presentar un caso, por citar sólo dos ejemplos. Pero he visto cientos de periodistas que casi todas las veces que cierran -la edición diaria, un suplemento, o una revista- suman canas, arrugas y picos de tensión arterial.

Será porque somos desorganizados, o demasiado neuróticos. Porque dejamos todo para el último momento, o porque siempre nos parece que falta algo. No sé, en cualquiera de los dos extremos terminamos "sacados", comiendo cualquier cosa y pidiendo a los de rotativas que nos aguanten un rato más.

Y además sabemos que aunque miremos cada línea cincuenta veces, nos aguijonea la certeza de que algún error se va a escapar.

Hace algún tiempo, en uno de esos cierres, mi amigo Leoncio me contó un viejo dicho de su redacción.
El cuento dice que en la furia de un cierre un editor pasa caminando y les les pide a sus redactores:
- Qué no diga ni culo ni teta, y por favor cierren

Cinco minutos más tarde, pasa de vuelta; y ahora ruega:
- Qué no diga ni culo ni teta en el primer párrafo y por favor cierren.

En Arequipa (Perú), mi amigo Renato Sumaria describe cómo sentimos los periodistas el cierre en un muy buen post de su blog el observa-todo

Las universidades que enseñan periodismo en Arequipa, deberían tener un curso específico que se llame "Cierre de edición".
Anoche -más o menos a las nueve-, paciencia era lo que menos teníamos. Se colgó el programa de diagramación, un columnista mandó el artículo tarde y con más caracteres de lo esperado, el fotógrafo no llegaba de la Plaza de Armas, no terminábamos de discutir el editorial, el título de la página 7 no nos convencía, la coma del primer párrafo de la 8 generó un debate, la información complementaria de la 11 estaba incompleta, se volvió a colgar el programa, nos quedamos sin internet, llamamos al columnista para que reduzca su artículo, se acabó el café, salió la primera hoja y tenía más errores que la vida de un infiel, el columnista no redujo mucho su artículo, encima el otro escribió bastante, la otra se mandó con todo y la foto de la 5 que no cargaba, el tramado del reportaje no pasaba a PDF, y yo quería tener a alguien que me diga como miércoles hago entrar 'violento Mayo del 68' en un título a 3 columnas; por fin llegó el fotógrafo ¿Alivio? Pamplinas. Nunca es un alivio. Estos siempre te traen 100 fotos y tienes que elegir 6.
Doce de la noche: ¡Acabamos de diagramar! Nos vamos ¿a casa? No!!!! Aún somos parte del proletariado que vive a expensas de la rotativa de otros. Al diario a imprimir. A pasar todo a otra plantilla y a filmarlo. Dos de la mañana, al fin, terminamos. Sólo quería irme a casa, que mi esposa me de un beso y me haga dormir. El premio: trabajamos para que nos lean. Si no vemos el periodismo en la categoría de "servicio al prójimo", entonces esto no tiene sentido.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal